José Gregorio Hernández Cisneros, OFS (Isnotú, Trujillo, 26 de octubre de 1864 - Caracas, 29 de junio de 1919), fue un médico y científico venezolano,
solidario con los más necesitados, tanto que muchos latinoamericanos lo
consideran santo a pesar de no haber sido canonizado por la Iglesia Católica[cita requerida].
Murió de forma trágica, al golpearse la cabeza con el borde de la acera
a consecuencia de un impacto con un automóvil, en la esquina de
Amadores, La Pastora, Caracas, Venezuela, pueblo hoy integrado en Caracas. Sus restos reposan en la iglesia parroquial de La Candelaria
de esta ciudad, después de estar por mucho tiempo en el Cementerio
General del Sur. Era la tumba más visitada de dicho cementerio[cita requerida].
Actualmente está en proceso de beatificación y canonización, logrando en el año 1986 que el papa Juan Pablo II lo declarara "venerable"[cita requerida].
Estudios en Europa
El 28 de junio de 1888, Hernández recibe el título de medicina en la Universidad Central de Venezuela; luego de graduarse, el Gobierno de Venezuela le otorga una beca que le permite viajar a París,
con el objetivo de profundizar su conocimiento en áreas más aplicadas
de la medicina que, para entonces, no eran bien conocidas en el país.
En noviembre de 1889 ya se encontraba cursando estudios en el laboratorio de histología de Mathias Duval. Durante dichos estudios, José Gregorio profundiza en las áreas de Microbiología, Histología Normal, Patología, Bacteriología y Fisiología Experimental, entre otras.
Terminados sus estudios en esa ciudad, solicita permiso y se traslada a Berlín para estudiar histología y anatomía patológica y seguir un nuevo curso de bacteriología.
Culminados sus estudios, Hernández regresa a Venezuela a fin de
ingresar como profesor en la Universidad Central de Venezuela en
Caracas; además, aprovecha para traer valiosos equipos médicos al
Hospital Vargas. A él se debe la introducción del microscopio en
Venezuela.